sincronicidad???

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Lo de que se haya roto el foro también ha ayudado un poco...
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Vengaaa... sacad las palomitas, que esto va para largo.

A ver, un poco de historia. Mis abuelos tenían su casa en un pueblo llamado San Román de la Vega, al lado de Astorga, provincia de León. Allí pasé yo todos mis veranos de infancia y adolescencia bastante asilvestrada, corriendo por los caminos llenos de tierra, bañándome en el canal y en el río, cogiendo moras, montando en bicicleta y todas las cosas típicas de los pueblos. Antes de ser madre les escribí unos poemas a mis abuelos Edisa y Lauren, homenaje a sus vidas. Aparecen en mi libro "Mi sombra sobre la falda de la montaña". Uno de esos poemas se llama San Román, por el pueblo donde nació mi madre y donde mis abuelos, como ya he dicho, tenían su casa. En el pueblo mis hermanos y yo éramos los Pesca. Nuestro primer apellido es Escamilla y el segundo Fresco. Con frecuencia, en el pueblo, pasaban distintos camiones. Uno de ellos era el del pescadero, que gritaba por megafonía: el pescaaaaderrrooo, pescao fresco. Tenemos merluzas, gallos, pescadilla fresca. Con ese pescadilla fresca ya teníamos mote mis hermanos y yo. Además, llamándome Pilar, en casi todos mis trabajos suelen ponerme la dirección de correo-e como inicial + apellido: pescamilla (y menos mal que no ponen el fresco detrás).

Sigamos, que no me gusta enrollarme ni nada.

Cuando nació mi hija, en el año 2007, hacía unos años que a mi abuela Edisa le habían diagnosticado Alzheimer y tenía algunas otras patologías que le complicaban bastante la salud. Todo ello forzó a que en julio, con la niña muy pequeña ya que nació en abril, fuésemos a ver a mis abuelos. Nos habían dicho que mi abuela nos dejaría en cualquier momento. Pasamos unos días preciosos, vídeos y fotos que aún conservo como oro en paño. La vida quiso que no fuese mi abuela, sino mi abuelo, quien apenas un mes después nos dejase de un derrame cerebral. Otro viaje a León con la niña de pocos meses, al velatorio, al entierro...

Como sabéis casi todos, mi hija se llama Edisa, como mi abuela.

Al poco mi abuela, que cada vez estaba peor, se fue a vivir con mi tía. Mi madre y sus hermanas decidieron vender la casa familiar, ya que iba a estar deshabitada y suponía un coste bastante elevado mantenerla. Perdí mi pueblo. Perdí mis raíces.

En el 2018 conocí a mi actual pareja, Antonio, en Madrid. Su pueblo y el mío se separan apenas 17 km. Él me ha devuelto, sin yo buscarlo, mi Astorga, mi gente, mis raíces.

Además, ¿os acordáis del mote de mis hermanos y mío? pues este rapaz que me devolvió mis raíces es pescadero. No digo ná que luego tó se sabe, pero la pesca se ha liao con un pescadero...

Seguimos con la historia.

Hace año y medio una poeta conocida mía de la Maragatería me propuso participar en una antología de mujeres poetas. Le mandé más de veinte páginas con distintas composiciones poéticas y con distintas temáticas. Un poco por romanticismo incluí las de mis abuelos, pero había de todo. Ella ha elegido justo las de mis abuelos. Os recuerdo, con un poema que se llama San Román. Esta antología la edita Marciano Sonoro. Esta editorial, que no existía, por supuesto, en 2007, tiene su domicilio fiscal en un pueblo del que ya os he hablado antes: San Román de la Vega, Astorga, León.

La antología se presenta el día 30 en la Biblioteca Municipal de Astorga. Y justo en este momento en que voy a publicar unos poemas dedicados a mis abuelos con una editorial situada en su pueblo, mi abuela lleva más de tres meses que nos deja. Los médicos nos llevan diciendo desde el 19 de septiembre que mañana mi abuela nos ha dejado casi seguro, válido para cualquier mañana desde el 19 de septiembre. Mi abuela Edisa va a cumplir (si llega) 99 años el día 14 de enero.

Y para más sincronicidades, en el piso de los padres de mi pareja en Madrid vive una mujer que se llama Fredesvinda, igual que mi madre. Y otra mujer que se llama Julia Escamilla, como la hermana de mi padre. Y la calle donde está su casa es la misma donde vivía el ligue anterior que tuve, justo antes de él. Ah, y para más inri, dos de mis librerías favoritas las han abierto en los alrededores: Traficantes de Sueños y la Librería de Mujeres. Yo os juro que voy flipando...

Creo que son bastantes sincronicidades... bueno, si sois capaces de leer esta novela que os he escrito...
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[escarlata]

¿Y qué hago yo ahora con estos lagrimones que me resbalan por las mejillas? Me has hecho llorar de lo lindo, de emoción, de risa, de pena...

Qué puñetera eres, oye.
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