Párrafos de lectores, libros y lectura

[arabd]

Pero él se contentaba con leer todos los libros de aventuras y de viajes que encontraba en la biblioteca de la escuela y el resto del tiempo andaba solo. Pasaba los días junto al río que corría por las afueras de la ciudad, y pasaba por alto fiestas, partidos de fútbol y las cosas así que lo aburrían. Pescaba, nadaba, caminaba y se acosataba sobre la hierba, escuchando voces lejanas y se imaginaba que era el único en oírlas. Hay brujos por aquí, se decía. Si uno calla y no se cierra, los oye, están ahí. Y le hubiera gustado tener un perro para compartir esos momentos.

"Los puentes de Madison County"
- Robert James Waller -
_________________
Pasaba por aquí, pasaba por aquí. Ningún teléfono cerca y no lo pude resistir.
arabd's estantería

[graze]

Todos los libros que me habían fascinado, que había admirado y considerado perfectos me parecían ahora sosos. Saqué mis obras predilectas, las que había leído y releído hasta la saciedad, escribiendo notas al margen, subrayando pasajes, haciendo comentarios muy inmaduros sobre ellas, pero ninguna me atraía lo suficiente. Middlemarch era demasiado pesado. Ingenioso, sí. Ardiente, sin lugar a dudas. Pero demasiado pesado. Un día me llevé Cumbres borrascosas a la cama, y su narrativa intrincada y engañosa, que sabía que era magnífica, me exasperó hasta hacerme llorar. Y me dieron ganas de matar a Nelly Dean. O a Catherine. O a las dos. Lolita se pasaba de lista. Orgullo y prejuicio se me antojaba de repente demasiado quebradizo. Las ilusiones perdidas, lúgubre, Madame Bovary, demasiado malicioso. Incluso La señora Dalloway me parecía de una pureza imposible. Y entonces, al empezar a descartar libros que sabía que eran obras literarias perfectas, me di cuenta de que el problema no residía en ellas ni en sus autores, sino en mí, la lectora. La lectora que llevaba dentro se estaba desenrollando, rebobinando. La lectora que había sido ya no era.

Cómo decir adiós
Debra Adelaide
_________________

Buscando el árbol rojo

[Calypso]

-Quemar cosas- dijo por último-. Eso se les da muy bien. Libros y demás. Hacen unas hogueras enormes.

Cohen palideció.
-¿Hogueras de libros?
-Sí. Es horrible, ¿verdad?
-Desde luego- asintió el Bárbaro.

Le parecía espantoso. Cualquiera que se pase la vida con el cielo como techo conoce el valor de un buen libro gordo, que basta para encender el fuego durante toda una estación si se sabe cómo arrancar las páginas. (...)

Cohen tenía idea de que la gente escribía cosas en los libros. Siempre le había parecido un horroroso desperdicio de papel.

La Luz Fantástica, Terry Pratchett.

_________________
Estantería

[graze]

Un escritor llamado Barrie, según nos cuenta otro escritor llamado Fresán, se escapaba de su casa durante su infancia, metiéndose dentro de libros. Barrie abría libros como si fueran ventanas.

Otro escritor llamado Pamuk declaró al recibir el premio Nobel, uno de los más importantes para quien escribe libros, que, según dijo un poeta "todo el mundo existe para concluir dentro de un libro".

Amos Oz, otro que tal, ha declarado que él "quiere ser libro. No lector, sino libro".

Un poeta, novelista y autor de cuentos, que se llamó Benedetti, dejó escrito:

"Quiero quedarme en medio de los libros
..........................
ser una de sus páginas
.........................."

Mapa de libros Juan Tébar (prólogo)
_________________

Buscando el árbol rojo

[graze]

Los libros, en cualquier caso alivian todo. Los libros, creedme, salvan la vida. Da igual que esos libros estén impresos en papel y encuadernados como hasta ahora, en el tiempo en que escribo esta historia. Cuando los libros se lean en soporte electrónico, su cuerpo sea digital y pasemos las páginas pulsando un botón... incluso aunque los libros se oigan en vez de leerse, sea cual sea la forma de ese libro, el libro seguirá siendo libro. O sea, la mejor medicina. Porque dentro de un libro están los recursos, los sosiegos de nuestras dificultades personales. Ser atrapado por una historia es como el bálsamo perfumado que suaviza el dolor.

Mapa de libros. Juan Tébar
_________________

Buscando el árbol rojo

[petitejolie]

[petitejolie]

Hace treinta y cinco años que prenso libros y appel viejo, treinta y cinco años que me embadurno con letras, hasta el punto de parecer una enciclopedia, una más entre las muchas de las cuales, durante todo este tiempo, habré comprimido alrededor de treinta toneladas, soy una jarra llena de agua viva y agua muerta, basta que me incline un poco para que me rebosen los más bellos pensamientos, soy culto a pesar de mí mismo y ya no sé qué ideas son mías, surgidas propiamente de mí, y cuáles he adquirido leyendo y es que durante estos treinta y cinco años me he amalgamado con el mundo que me rodea porque yo, cuando leo, de hecho no leo, sino que tomo una frase bella en el pico y la chupo como un caramelo, la sorbo como una copita de licor, la saboreo hasta que , como el alcohol, se disuelve en mí, la saboreo durante tanto tiempo que acaba no sólo penetarndo en mi cerebro y mi corazón, sino que circula por mis venas hasta las raíces mismas de los vasos sanguíneos.


Una soledad demasiado ruidosa, Bohumil Hrabal
_________________
La petite-estantería

[graze]

-Fama -declara papá-. Bien, ¿a qué nos referimos al hablar de fama?
Yo me refiero a Shakespeare. Esa silueta suya con la barba descuidada y la pluma en la mano estaba en todas las portadas de las obras que leíamos en el colegio. Inventó montones de palabras nuevas y todo el mundo sabe quién es después de cientos de años. Vivió antes de que huebiera coches y aviones, metralletas, minas y polución. Antes de los bolígrafos. La reina Isabel I ocupaba el trono cuando él vivió. También ella fue famosa, no sólo por ser hija de Enrique VIII, sino por las patatas, la Armada, el tabaco y por ser muy inteligente.

Luego está Marilyn. Elvis. Incluso iconos modernos como Madonna serán recordados. Take That vuelve a estar de gira y agota las entradas en segundos. Tienen patas de gallo y Robbie ya no canta con ellos, pero la gente sigue querindo verlos. Ésa es la fama a la que me refiero. Me gustaría que el mundo entero se detuviera para venir en persona a despedirse de mí cuando muera. ¿Qué otra cosa hay?

Antes de morirme. Jenny Downham
_________________

Buscando el árbol rojo

[petitejolie]

...matar un buen libro es casi matar a un hombre. Quien a un hombre mata quita la vida a una criatura racional, pero quien destruye un buen libro, mata la razón misma, ...un buen libro es la preciada vitalísima sangre d eun espíritu magistral, adrede embalsamada y atesorada para un vivir más duradero que la vida.

Areopagítica, de John Milton
_________________
La petite-estantería

[graze]

El león no sabía escribir.
Pero eso no le importaba
porque podía rugir y mostrar sus dientes.
Y no necesitaba más.
Un día, se encontró con una leona.
Le leona leía un libro y era muy guapa.
El león se acercó y quiso besarla. pero se detuvo y pensó: Una leona que lee es una dama.
Y a una dama se le escriben cartas. Antes de besarla. Eso lo había aprendido de un misionero que se había comido

El león que o sabía escribir- Martin Baltscheit
_________________

Buscando el árbol rojo