VENDER POESIA
Selecciona mensajes desde
# hasta # FAQ
[/[Imprimir]\]

Bookcrossing-Spain -> Foro Literario

#1: VENDER POESIA Autor: ELVIRA MensajePublicado: Lun Jul 09, 2007 11:42 am
    —
OS MANDO UN ARTICULO QUE ME PARECE BASTANTE INTERSANTE, AL MENOS A NIVEL INFORMATIVO


Artículo de Jorge de Arco (Escritor)

Las habituales Ferias del Libro que se suceden en distintos lugares de España durante la primavera, acreditan el número de publicaciones de las editoriales en esta fecunda estación. De entre los múltiples envíos llegados a mis manos, llamó poderosamente mi atención el poemario “Lo malo de la poesía y otros poemas” de Billy Collins. Y no sólo por tan singular título, sino por el eslogan que Bartleby Editores –responsables del volumen-habían insertado en su nota de prensa adjunta: “¿pero existe algún poeta que venda 40.000 ejemplares de sus obras? La respuesta es sí, ¿quién? Billy Collins”
Acostumbrados como estamos a que la poesía sea la cenicienta en cuanto a difusión y ventas -¿hay otro género con cifras reseñables, al margen de la novela?-, sorprende hallar a un poeta que supere con tanta solvencia las consabidas dificultades comerciales. Nacido en Nueva York en 1941, Billy Collins alcanza con éste su séptimo poemario y ha sido galardonado con muy diversos premios, como el “Frederick Book Prize”,”Bess Kokin” “Levison Prize”...,además de haber sido nombrado Poeta laureado de Estados Unidos durante el periodo 2001-2003. Sus decenas de miles de libros vendidos lo sitúan más allá de un simple hacedor de best-seller, pues la vigencia y aceptación que viene demostrando durante dos décadas frente a sus ávidos lectores y frente a la exigente crítica, lo han convertido en un verdadero long-seller de las letras.
“La poesía no necesita público, necesita lectores”, sentenció tiempo atrás Juan Ramón. Y razón no le faltaba al genial moguereño, pues si bien la difusión de la lírica actual en España ha subido de manera considerable, y el impulso dado por diferentes estamentos políticos, educativos, culturales... ha servido para sacarla de su antigua maldición, -“la poesía no se lee porque no se entiende”-, aún queda un largo camino por recorrer. Exceptuando éxitos tales como el “Cuaderno de Nueva York” de José Hierro, o “Ciento volando de catorce” de Joaquín Sabina –por citar sólo dos ejemplos muy significativos-, la gran mayoría queda reducida a una tirada de entre 500 y 1.500 ejemplares, de los que para desgracia de editor y autor, se venden muchísimos menos de los deseados. Mala distribución, saturación del mercado, desinterés mediático, son algunas de las razones que suelen argumentarse –y en las que no cabe ahora detenerse-, para justificar tantas y tan reiteradas desilusiones.
Tras la atenta lectura del poemario de Billy Collins, -traducido al castellano por Juan José Almagro Iglesias-, queda el gozo de haber rozado cuanto ha sido y cuanto es el espectro más íntimo que circunda al escritor neoyorquino, de haber estado muy cerca de su intensa celebración vital: “En un soleado día de entre semana de principios de mayo/
y tras un sándwich de jamón / y una botella fría de cerveza en la terraza, / me consume el deseo / de añadir algo / a uno de los temas clásicos- / la juventud bailando con los ojos cerrados, / por ejemplo (...)”. Porque tal vez, una de las claves de su éxito, radique en esa “falsa sencillez” que esconde buena parte de sus versos.
Y si en las próximas –y tan propicias- semanas, algún poeta anda deseoso de colocarse en las listas de más vendidos, deberá seguir al pie de la letra las recomendaciones que Billy Collins ofrece en su “Libro de instrucciones de poesía”, en el que anota algunas reglas imprescindibles. La primera, “más de dos personas en un poema / es una multitud./ Mencionar que ropa llevas puesta / mientras escribes, es otra. / Evita la palabra vórtex, / la palabra aterciopelada, la palabra cigarra./ A falta de un final,/ coloca unas gallinas marrones en plena lluvia./ Nunca admitas que revisas./ Y mantén el poema en una estación”.
Claro que de haber seguido este consejo, Vicente Aleixandre, v.g, no hubiera evocado “la noche aterciopelada y muda”, ni Salvador Rueda hubiera animado al ruidoso hemíptero con sus sonoras palabras: “Canta tu estrofa, cálida cigarra”; aún así, los consejos de Collins no son nada desdeñables.
A ver qué poeta quiere ahora incluir como coda de uno de sus poemas a “unas gallinas marrones en plena lluvia”. El desafío está servido.

#2: Re: VENDER POESIA Autor: DON JUAN MensajePublicado: Mie Jul 11, 2007 9:57 pm
    —
ELVIRA escribió:
OS MANDO UN ARTICULO QUE ME PARECE BASTANTE INTERSANTE, AL MENOS A NIVEL INFORMATIVO


Artículo de Jorge de Arco (Escritor)

Las habituales Ferias del Libro que se suceden en distintos lugares de España durante la primavera, acreditan el número de publicaciones de las editoriales en esta fecunda estación. De entre los múltiples envíos llegados a mis manos, llamó poderosamente mi atención el poemario “Lo malo de la poesía y otros poemas” de Billy Collins. Y no sólo por tan singular título, sino por el eslogan que Bartleby Editores –responsables del volumen-habían insertado en su nota de prensa adjunta: “¿pero existe algún poeta que venda 40.000 ejemplares de sus obras? La respuesta es sí, ¿quién? Billy Collins”
Acostumbrados como estamos a que la poesía sea la cenicienta en cuanto a difusión y ventas -¿hay otro género con cifras reseñables, al margen de la novela?-, sorprende hallar a un poeta que supere con tanta solvencia las consabidas dificultades comerciales. Nacido en Nueva York en 1941, Billy Collins alcanza con éste su séptimo poemario y ha sido galardonado con muy diversos premios, como el “Frederick Book Prize”,”Bess Kokin” “Levison Prize”...,además de haber sido nombrado Poeta laureado de Estados Unidos durante el periodo 2001-2003. Sus decenas de miles de libros vendidos lo sitúan más allá de un simple hacedor de best-seller, pues la vigencia y aceptación que viene demostrando durante dos décadas frente a sus ávidos lectores y frente a la exigente crítica, lo han convertido en un verdadero long-seller de las letras.
“La poesía no necesita público, necesita lectores”, sentenció tiempo atrás Juan Ramón. Y razón no le faltaba al genial moguereño, pues si bien la difusión de la lírica actual en España ha subido de manera considerable, y el impulso dado por diferentes estamentos políticos, educativos, culturales... ha servido para sacarla de su antigua maldición, -“la poesía no se lee porque no se entiende”-, aún queda un largo camino por recorrer. Exceptuando éxitos tales como el “Cuaderno de Nueva York” de José Hierro, o “Ciento volando de catorce” de Joaquín Sabina –por citar sólo dos ejemplos muy significativos-, la gran mayoría queda reducida a una tirada de entre 500 y 1.500 ejemplares, de los que para desgracia de editor y autor, se venden muchísimos menos de los deseados. Mala distribución, saturación del mercado, desinterés mediático, son algunas de las razones que suelen argumentarse –y en las que no cabe ahora detenerse-, para justificar tantas y tan reiteradas desilusiones.
Tras la atenta lectura del poemario de Billy Collins, -traducido al castellano por Juan José Almagro Iglesias-, queda el gozo de haber rozado cuanto ha sido y cuanto es el espectro más íntimo que circunda al escritor neoyorquino, de haber estado muy cerca de su intensa celebración vital: “En un soleado día de entre semana de principios de mayo/
y tras un sándwich de jamón / y una botella fría de cerveza en la terraza, / me consume el deseo / de añadir algo / a uno de los temas clásicos- / la juventud bailando con los ojos cerrados, / por ejemplo (...)”. Porque tal vez, una de las claves de su éxito, radique en esa “falsa sencillez” que esconde buena parte de sus versos.
Y si en las próximas –y tan propicias- semanas, algún poeta anda deseoso de colocarse en las listas de más vendidos, deberá seguir al pie de la letra las recomendaciones que Billy Collins ofrece en su “Libro de instrucciones de poesía”, en el que anota algunas reglas imprescindibles. La primera, “más de dos personas en un poema / es una multitud./ Mencionar que ropa llevas puesta / mientras escribes, es otra. / Evita la palabra vórtex, / la palabra aterciopelada, la palabra cigarra./ A falta de un final,/ coloca unas gallinas marrones en plena lluvia./ Nunca admitas que revisas./ Y mantén el poema en una estación”.
Claro que de haber seguido este consejo, Vicente Aleixandre, v.g, no hubiera evocado “la noche aterciopelada y muda”, ni Salvador Rueda hubiera animado al ruidoso hemíptero con sus sonoras palabras: “Canta tu estrofa, cálida cigarra”; aún así, los consejos de Collins no son nada desdeñables.
A ver qué poeta quiere ahora incluir como coda de uno de sus poemas a “unas gallinas marrones en plena lluvia”. El desafío está servido.


no entiendo como se pueden vender 40.000 ejemplares de un libro de poemas que hable de sándwich de jamón y cervezas frías Sad Confused



Bookcrossing-Spain -> Foro Literario


output generated using printer-friendly topic mod. Todas las horas son GMT + 2 Horas

Página 1 de 1